Que se yo, sólo podía asegurar que las horas pasarían y que el tiempo no iba a detenerse. En cambio, yo no iba a quedarme sentada esperando algo si era lógico que jamás lo tendría. Obviamente, lógico porque nunca me pasó, el día que me pasara sería uno de mis miles de sueños cumplido. Curioso no? Pero si, asi como decía, era algo medio raro de pedir y de suceder. Entonces, como decía, las horas corrían, el tiempo volaba y yo no esperaba, actuaba. Y otra de las cosas que también podía notar era que con el paso del tiempo jajaja perdon pero es inevitable no aclararlo y reirse... la plata desaparecia como una nube de un sueño cuando la persona despierta. Bueno, no creo tener las armas para explicar el porqué de mi risa ni su comparación, pero ahora se me vuela la billetera cada vez que me paraba en una vidriera ! porqué? simple, necesitaba algo nuevo, ropa, cosméticos, objetos, no importaba lo que con tal de que estuviera contenta o que por lo menos eso que no se cumpliría, podría llegar a lograr que se cumpla... si suena "tonto" pero yo me tengo fé al menos yo si sé de lo que hablo y necesitaba verme linda para lograrlo. Vestido por acá, pollera por allá, tacos por un lado, aretes por el otro, para colmo todo debía de combinar, y nada que no sea de marca ! si no me compraba las cosas de las mejores marcas, no me compraba nada. Una diosa me tenía que ver, nada de "linda" y no quería piropos, ya que estos apestan, mas cuando una mujer bien sabe lo que un hombre indica con sus piropos. Era imprescindible quedar PRECIOSA, DIVINA. Ahora que el tiempo no paraba de correr, salí a buscar lo que me cumpliria el sueño. Cuando iba por la calle, como solía hacer siempre, me encontré en una bifurcada elegir uno de los dos caminos me imposibilitaba, y era lógico o más que lógico que por el medio no iba a poder ir ya que me daría una palisa contra la pared. Y no era como Mahoma capaz de abrir la pared y dividirla para crear un nuevo camino. Tomé el lado derecho porque recordaba que siempre mi abuela me decía "pie derecho" en símbolo de suerte, por lo tanto incliné por el lugar. Calle tras calle me iba alejando cada vez más de mi lugar de origen. Cuál era el fin? el del principio. Estaba la calle repleta, repleta de gente que parecía que sólo le importaba reirse pero ni siquiera con sus amigos, siempre de los demás, blaa maldita blasfemia de un tiempo sin rencores. Que se yo, estaba tan harta, que seguí caminando, ya poco me importaba nada, asi que seguí por mi sueño. Estaba vestida por las mejores marcas sin duda, mi piloto era Louis Vuitton, mi sweatter era nada más ni nada menos que Dolce & Gabbana, la remera era una simple Lacoste y mi pollera favorita, Ricky Sarkani. Los zapatos, tenian taco eran de Manolo Blahnik, lujosos. Me faltaba eso que necesitaba, nada más. Ahí es que miré y derepente me sorprendí, vi un muchacho de unos ojos café con traje, lo explendido era la belleza de su rostro a pesar de lo pesado que estaba el tiempo y las personas a su alrededor, era como si todos sus sentidos no hubiesen percibido el alrededor. Una voluptuosidad sobresaliente que sentía con sólo mirarlo. No podría desaprovechar la oportunidad, pero cuando seguí caminando lo perdí de vista. Al observar una vidriera senti como el hombro había realizado una descarga por la mano que se encontraba posada en el. No me quería dar vuelta porque ya sería demasiado, la cuestión es que me atreví y ahí lo encontré. Mas hermoso que a unos metros, no sabía ni que decirle ! pero el se atrevió a hablarme primero. Disculpame, no podía dejar de mirarte, esos ojos que tenés, como a pesar del alrededor tenías la mirada más linda que una mujer quisiera conseguir en toda su vida. Será que esos ojos estaban diciendome algo? Lo interrumpí, seguramente, quizás porque los mios notaron la misma sensación en los tuyos, y la verdad es que me llama realmente la atención esta situación. El accedió y me expuso: Te invito a tomar un café, y el no como respuesta, evistemoslo. No podía responder ya que me encontraba conmocionada. Accedí y descansamos en un starbucks de la zona. Fue todo tan extraño... me pedí un frapuccino latte de frutilla y él una simple lágrima. Intercambiamos un par de palabras, pero quizás no se si debía interactuar mucho, simplemente no lo conocía. Y bueno un permiso podría darme, además, iba en busca de ese permiso, como para poco haberlo encontrado.