Que contenta me puso aquella noche donde sentía que todo iba a renacer. Esas risas que corrían tu voz con el murmullo de la música y el sonido del teléfono que no paraba de sonar. Esas carcajadas que nos mandamos entre tantos una en un montón. Era una noche especial me sentía contenida, hacía tiempo que no pasaba por una reunión así y yo sentía que algo faltaba. Era esto, era la libertad de hablar y conocer, la libertad de volver a los tiempos de charlas y disfrutar todo lo que se aproximaba. No darle bola al sonido del mal y festejar sin nombre toda la noche. Sin bebida sin angustia sin dolor, solo sonrisas en cada cara peculiar de los adolescentes. Una noche sana con el sonido de las bandas que se escuchaban a través de los parlantes del equipo de música y esa consola de juegos que entretenía a otros tantos. Ninguno se aburría todos aclamaban el festejo y estaban todos contentos.. en un momento abundó el sueño pero sólo tocó la puerta. Era hora ya de regresar al tiempo y volver a lo que había sido nuestra vida. Era hora de dejar el momento pasar y volver a lo común y cotidiano. Espero que se vuelva a repetir, lo espero anciosa porque jamás había pasado por esto en años, jamás tanta risa y ninguna angustia jamás con gente admirable jamás con inteligencia.