El viento sopla fuerte y una brisa en el aire me inunda de paz, el sonido de las sirenas y de los coches al andar hacen entorpecer mi camino. Sin embargo, respiro y vuelvo a mi ritmo, escucho sólo pájaros, es mi imaginación y logro calmarme, entre en clima nuevamente. Las motocicletas suenan como notas de una partitura escritas a mano, la música inunda mi cuerpo y yo vuelo, me dejo llevar por las ondas de la curva de una hoja que se posa en mi hombro a descansar. El árbol es mi aliado y junto a los insectos me entrego a la naturaleza, esa naturaleza que bien viva está y que necesita de un cariño humano que la proteja como ella lo hizo siempre. Madre tierra